No soñé con este blog

Pero he soñado mucho. Parece que. hay forma de recordar estos sueños me dicen, entonces, trataré de recordar los sueños que mas pueda y ponerlos por aquí, se aceptan comentarios y sugerencias


Trataré de contarlos en prosa, en verso y también en el incomprensible idioma de los sueños..así que si se aburren, no hay obligación de quedarse
Bienvenidos entonces al mundo de mis sueños

Thursday, September 11, 2014

El nombre

Mi nariz empezó a sangrar, nada nuevo en mi vida, el sabor de la sangre es tan habitual en mi garganta, que creo que después de tantas décadas lo disfruto. El coágulo que se forma después, de esos que tapan la garganta al bajar, son sensaciones que disfruto por asquerosas que puedan parecer. Tal vez por los pasados, tal vez por tanta sangre perdida, vuelve a sangrar mi nariz, y espero a ese lento discurrir de la pelota de sangre de textura suave bajando lentamente y desapareciendo otra vez en mi cuerpo.

Pero esta vez, cambia, el coágulo es gigante, amenaza con ahogarme. Siento ganas de devolverlo, las dolorosas arcadas, pero siento que empieza a crecer dentro del pecho. La angustia, ¿qué haré? estoy sola, y esa masa de sangre parece haber cobrado vida solo para matarme.

Solo me inclino y dejo que la gravedad haga lo suyo, siento como a medida que trata de salir por mi boca no solo crece, sino que empieza a moverse, a palpitar, luchando para quedarse dentro.

Siento como pasa por mis mejillas, y como sabe a esa misma sangre que suele saber siempre. Finalmente sale, como arrastrando todo lo que tengo dentro. Solo veo tripas viscosas, y esa masa palpitando de forma angustiosa...creo que lo que se me salió fue el corazón.

No resistí la tentación, tenía que morderlo, reventarlo con los dientes, impedir que se siguiera moviendo de esa forma maléficamente consciente. Arremetí contra él, con toda la fuerza del mundo, hasta que lo sentí reventar en la cara. En ese momento, solo sentí ganas de gritar su nombre. Una y otra vez. A ver si me contestaba.


Pero no me contestó, desperté y aún era muy de noche, no había luz alguna. Solo me dí la vuelta,  me acurruqué en sus brazos y seguí durmiendo. 

Tuesday, May 27, 2014

La Solución

Hace rato estoy cansada de sus mentiras, de sus intrigas, de sus contradicciones, de su justificación para todo y de que además todo mundo diga que debo entenderlo, que debo aceptarlo, que debo hacer algo por soportarlo.
Toda la vida ha sido soportar, poner la otra mejilla, buscarle solución a los problemas propios y ajenos. Toda la vida posponer la felicidad propia por el bienestar ajeno. Viendo como el concepto de ser responsable, coherente, consecuente, luchador, solo adquiere sentido en la vida propia del entorno cercano pero que la gente que pasa impune no está peor que uno, no hay infiernos terrenales ni eternos, no hay castigos, no hay diferenciación. Nadie paga por el dolor que causa y siembra con cada exhalación de aire.

Así que el cansancio me pone a gritar. No cosas coherentes, a gritar como bestia pre humana, irracional, rabiosa, irascible y peligrosa. Y arremeto con lo que encuentro para acabar con el motivo de mis iras. Con garras, con dientes, con bocados de comida que le escupo una y otra vez, con una paila caliente aún sin lavar, con los pies, con las manos, con las lágrimas. No con el alma, porque esa se diluyó entre lo cáustico de los dolores acumulados del día.

Le arrastro escaleras arriba, esas escaleras de granito que subo y bajo tantas veces en los sueños, y llevándola hasta arriba, comienzo a estrellar su cara contra el filo del escalón una y otra vez, con una amargura tan inmensa, porque finalmente veo que mi enemigo no es su cara, es lo que siento, que el mal está en mí, pero solo puedo detenerme cuando veo la mancha inmensa de sangre en mi mano que proviene de su frente abierta. Y que ningún río de sangre, ningún odio inmenso ni ninguna violencia sin medida, curará la tristeza que me viene de dentro.


Olvidé poner el despertador y ya se hizo tarde de nuevo. Hay que levantarse.
Imagen tomada de http://www.fotolog.com/_duzo_/24502768/

Thursday, May 22, 2014

Bendiciones

Recorrimos la calle colonial que nunca había visto en mi vida, pero que se me antojaba a una ciudad familiar y conocida. Y subimos hasta la torre del campanario, descuidada pero hermosa. Nunca supe realmente con quien estaba, pero supongo que me apreciaba por lo bien que me hacía sentir. Entonces las 7 campanas empezaron a tocar una melodía, mientras yo le preguntaba a mi compañero de qué era la torre que estaba enfrente. "Es el osario" me contestó y supongo que debí entenderlo porque no pedí mas explicaciones y solo le dije que me gustaría visitarlo. Que esa torre blanca, fondeada por unos cerros desconocidos y familiares, como todo en un sueño, se veía hermosa y que llamaba a estar tranquilo. Debe ser porque reposa el cuerpo, de forma definitiva, mientras el alma alza el vuelo a otras dimensiones que no se nos permite ver desde aquí.
Las campanas seguían cantando en medio del atardecer que me recordó muchos del pasado, sobre todo los agradables.
Cuando vi en frente, ahí si vi las caras de muchas personas conocidas, pero no cercanas, al menos no en la medida que uno quisiera. Los vi a todos esperando lo mismo, sentados en las largas butacas cuidadas pero envejecidas. Los vi sonriendo, charlando entre sí, tranquilos, y tal como en la vida fuera del sueño, ignorándome o saludando de manera cortés pero sin mayor interés.

Ahí llegaron ellos, esos ellos que uno no sabe quienes son porque está soñando, pero que su conciencia onírica sabe que deben estar ahí porque sí. Ataviados con vestiduras sacerdotales, o algo muy parecido, nos arrojaban agua no rociando, sino a baldados, sin pudor, lavándonos como a carros o como a campos sin regar.

La sensación de recibir el agua en cantidades no pudo ser mejor ahora que la recuerdo. Como agua helada en piel insolada, deseaba que no solo se me mojaran los cabellos, la espalda, la ropa y los pies, sino que entrara por mi naríz, llenara mis pulmones, mi estómago, mi garganta, y que se quedara ahí para siempre. Como si la energía que faltara se hubiera vuelto líquida y se me estuviera entregando sin límite, sin medida y sin restricción.

Las expresiones de la gente que me rodeaba no podían ser diferentes, todos se sentían rebosantes de felicidad, y pedían que los ahogaran en esa agua a la que uno no le quería correr, por más fuerza con la que fuera lanzada. Ignoro por qué gente con la que no tengo una conexión más allá del 'hola, como estás' y el 'adiós' , ´pero fue bueno verlos sonreír, no con la sonrisa cortés del saludo, sino con la felicidad verdadera de quien obtiene algo que sabía que necesitaba pero que no sabía como le iba a llegar.

Empapados y felices, nos dirigimos a la siguiente torre.


Volveré luego, ahora toca despertar y usar paraguas para la lluvia que te corroe la ropa y el cabello con su toxicidad.


Imagen tomada de http://chertvozmi.deviantart.com/

Sunday, January 12, 2014

Otoño

Verlo nuevamente marchitarse, que sus hojas se cayeran, que su brillo se perdiera, que su vida se escapara por su boca una y otra vez. Verlo con esa rabia y con esa tristeza de la certeza de la inminente partida, con ganas de quedarse solo un día más. Verlo desquitarse con quienes le inspiraron amor en su trasegar, a quienes no quería dejar, pero que daba de golpes para que no le olvidaran, para que se quedaran con un poco de ese dolor que se lo estaba llevando de la forma más lenta posible.
No había paz en su despedida, no había cierres para abrir puertas, solo dolor, rabia, y más dolor.

El sonido de los pasos sobre el piso de madera, me despertó esta vez, y aunque cansada, no tuve ganas de volver a dormir.

Dulces sueños. No extrañen a nadie, seguro los acompañará mientras duermen.