No soñé con este blog

Pero he soñado mucho. Parece que. hay forma de recordar estos sueños me dicen, entonces, trataré de recordar los sueños que mas pueda y ponerlos por aquí, se aceptan comentarios y sugerencias


Trataré de contarlos en prosa, en verso y también en el incomprensible idioma de los sueños..así que si se aburren, no hay obligación de quedarse
Bienvenidos entonces al mundo de mis sueños

Friday, April 24, 2015

La casa del campo

Después de verte y presentirte inquieto durante tanto tiempo, y de esquivar mil veces los encuentros para tomar café, decidiste develar el misterio que te mantenía tan ocupado y evasivo.

En los sueños viajamos muy rápido, así que no podría decir dónde estábamos, pero sin que me lo dijeras supe que estábamos exactamente en el lugar, en el tiempo y en la compañía que siempre habías querido.

Compartiste conmigo la vista de la montaña, un poco nublada y nostálgica, de esas que invitan a recordar que vivir es respirar lento, pasar por la vida y disfrutar el mundo. Y las pilas enormes de libros todavía a medio desempacar que dan esa sensación de caos agradable que tanto siempre nos ha gustado.

Pero no era el paisaje, el lugar o el ambiente lo que me hacía saber que estabas feliz. Era la compañía. Esa compañía que siempre anhelas, en la que piensas en el momento que cierras los ojos para dormir, esperando encontrarla en sueños, y ¡mira tú! que no se si en tus sueños se encuentren, pero se vieron en los míos.

Compartimos café, y charla, y tertulia, y frío y calor. Pero llegó la hora de partir, me tocaba despertar. Todo lo que quería es que ese sueño fuera un viaje hacia algún lugar del tiempo donde tú efectivamente estuvieras allí.

Y el ocaso tras las montañas, se confundió con la luz que entra a través de la cortina y me hace despertar. 

Friday, March 27, 2015

Vamos a dar una vuelta en la lluvia

¿Cómo es capaz la mente de guardar tanta información y, transformarla después? Supongo que eso tiene una buena explicación científica, pero aún así tratar de imaginarlo me parece magia. Tanta magia dentro de nuestra cabeza...


Ese sábado me levanté y me vi al espejo. Como todos los días, tenía pocas ganas de "arreglarme".
Al fin y al cabo no tengo arreglo, ni por fuera, ni por dentro. Así que tomé mi cabello sospechosamente largo y lacio y lo amarré en una trenza desabrida desde la nuca. Esa misma trenza que lucía mi abuela desde los 50 hasta su muerte, fue como verla en el espejo de nuevo.
Y ¿por qué parar ahí? Ese buso gris que no esconde lo que uno quisiera pero cubre lo que favorece, estaría bien. Con una falda amplia y hasta los tobillos. Nada ajustado, ¿para qué?. Y los zapatos; esos horribles de la infancia, con la punta chata y la caña alta para mis pobres pies chapines.
Llovía gris, como llueve siempre en mi ciudad, y decidí salir porque estaba sola en la casa y me aburría.
Acostumbrada a la indiferencia de la gente, mi aspecto le daba más intención de lo habitual.
Entré a la galería, esa que tanto me gusta, llena de pequeños artículos inútiles y pintorescos, de brillos y formas tan ajenos unos a otros que terminan siendo armonía y me distraje en esas vitrinas y estantes llenos de esas cosas absurdas, pensando en cuánto se parecían esas galerías a mi propia cabeza.

La lluvia y la ciudad llenaron mis zapatos de barro gredoso hasta los tobillos, firmando por todas partes con mi sello de descuido y torpeza.  Después de caminar un rato, decidí sentarme a escribir esta entrada, y encontré una tableta en el morral de lana.   Así que al mejor y más trillado estilo bohemio, busqué el café caliente y amargo, y mis cigarrillos para empezar.

Pero llegó el odioso guardia y me tomó del brazo sin decirme nada, y me llevó a la escalera. Me arrebató de mala manera la tableta y simplemente me preguntó qué más me había robado. En el susto y el asombro solo atiné a llorar, y entre sollozos explicarle que no me había robado nada y que.me dejara ir. Sin contestarme, dio vuelta y subió por la escalera, diciendo para sí que odiaba a todo el que lo creía idiota, que como se me ocurría pensar que iba a pasar desapercibida, si todo en mi aspecto gritaba que solo era otra gitana ladrona. Lloré hasta despertarme. Aún faltaba otra hora para el amanecer, pero temí dormirme de nuevo para saber en qué terminaba la historia, aunque al final, eso se supone que solo ocurrió en mi cabeza.
 Mi última idea antes.de volver, es que por alguna razón en sueños, no me salen los gritos de auxilio.

Thursday, September 11, 2014

El nombre

Mi nariz empezó a sangrar, nada nuevo en mi vida, el sabor de la sangre es tan habitual en mi garganta, que creo que después de tantas décadas lo disfruto. El coágulo que se forma después, de esos que tapan la garganta al bajar, son sensaciones que disfruto por asquerosas que puedan parecer. Tal vez por los pasados, tal vez por tanta sangre perdida, vuelve a sangrar mi nariz, y espero a ese lento discurrir de la pelota de sangre de textura suave bajando lentamente y desapareciendo otra vez en mi cuerpo.

Pero esta vez, cambia, el coágulo es gigante, amenaza con ahogarme. Siento ganas de devolverlo, las dolorosas arcadas, pero siento que empieza a crecer dentro del pecho. La angustia, ¿qué haré? estoy sola, y esa masa de sangre parece haber cobrado vida solo para matarme.

Solo me inclino y dejo que la gravedad haga lo suyo, siento como a medida que trata de salir por mi boca no solo crece, sino que empieza a moverse, a palpitar, luchando para quedarse dentro.

Siento como pasa por mis mejillas, y como sabe a esa misma sangre que suele saber siempre. Finalmente sale, como arrastrando todo lo que tengo dentro. Solo veo tripas viscosas, y esa masa palpitando de forma angustiosa...creo que lo que se me salió fue el corazón.

No resistí la tentación, tenía que morderlo, reventarlo con los dientes, impedir que se siguiera moviendo de esa forma maléficamente consciente. Arremetí contra él, con toda la fuerza del mundo, hasta que lo sentí reventar en la cara. En ese momento, solo sentí ganas de gritar su nombre. Una y otra vez. A ver si me contestaba.


Pero no me contestó, desperté y aún era muy de noche, no había luz alguna. Solo me dí la vuelta,  me acurruqué en sus brazos y seguí durmiendo.